

Dharavi se encuentra en la ciudad de Mumbai – anteriormente conocida como Bombay – y posee unas de las densidades más altas del mundo con 400.000 hab/km2. Para hacerse una idea, la ciudad de Tokyo posee una densidad de 1.200 hab/km2. Los números no mienten. Digámoslo de otra manera, un millón de almas comparten apenas 3 km2 o mejor así, casi una tercera parte de la población india vive en menos de 10 metros cuadrados, lo que supone un espacio menor del que disfrutan los presos en las cárceles norteamericanas. Pero una vez que te acostumbras a compartir 28 metros cuadrados con 15 personas y un número incontable de ratones – sin contar el hedor del ambiente – estas preparado para conocer cualquier otra parte del mundo.
Esta densidad da como resultado un hacinamiento increíble en que antes que termine una casa ya comienza la otra, una junto a la otra, resultando en laberinticos pasajes demasiado estrechos que serpentean por este barrio-ciudad. La infraestructura de Dharavi no es más que dos grandes colectores de agua que paradójicamente ellos no disfrutan, ya que no poseen agua potable. Es mas, solo existe un retrete por cada 2.000 habitantes y verdaderos canales fecales discurren por la ciudad. La mayor arteria de Dharavi es atravesada por una vía de ferrocarriles por lo que cada tres minutos hay que arrancar con todo lo que se pueda. ¿Mencioné que tampoco cuentan con luz eléctrica?



Sin embargo, a pesar de las grandes deficiencias los habitantes de Dharavi hacen todo lo posible por construir una verdadera ciudad disponiendo de mercados, escuelas, hostales, iglesias y - aunque cueste creerlo - hospitales. El dinero aquí no hace falta, nadie tiene y ya nadie aspira a tenerlo. En su reemplazo existe el plástico. Este se recicla de la basura misma para luego venderlo a la industria juguetera.


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