martes, 9 de junio de 2009

ARBOESCULTURAS O ESTRUCTURAS ARBOREAS

En 1986 Peter Cook tuvo la idea de hacer una silla con un árbol, pero no utilizando la madera del árbol como lo haría cualquier persona sino el árbol en si mismo. Años más tarde Peter se uniría con Becky Northey y formarían Pooktre. Pooktre es el nombre que le pusieron a su técnica de hacer crecer los árboles con formas y diseños determinados. Fue así como comenzó aprendiendo lentamente con el transcurso de los años, ya que no tenía ni la menor idea de cómo hacerlo. Hoy, ya con mucha más experiencia, ha creado - o moldeado - un número importante de objetos, la mayoría de ellos muy cotidianos, como lo son sillas, mesas, juegos infantiles, espejos, por nombrar algunos.
Todo nació de manera muy ingenua señala el mismo autor ya que no sabía si ya alguien más había tenido la misma idea. La verdad es que las arboesculturas – ese es el nombre que se les otorga – se remontan a los tiempos de los druidas quienes “moldeaban la naturaleza” con el fin de construir templos circulares.
En los años 20 un hombre de California llamado Axel Erlandson comenzó a experimentar con varias técnicas de Arboescultura. Prontamente encontró varias maneras de curvar, doblar e incluso fusionar las ramas de distintos árboles para crear “árboles sorprendentes y nunca antes vistos” (imagen inferior). En 1947, pensando que podía hacer dinero con su obsesión, Erlandson, ya de 63 años, inauguró el Circo de los árboles. Llegaron los visitantes, pero no en grandes cantidades. En 1963 Erlandson vendió sus tierras. Un año después murió y su circo cayó en el olvido. Tras la muerte de Erlandson muchos de sus árboles se perdieron por la falta de cuidados, sin embargo varios otros fueron salvados y conservados hasta el día de hoy por distintos entusiastas.
El excéntrico Erlandson nunca explicó su técnica a nadie. Como señala su hija "no la compartió con mi madre. Tampoco conmigo. Tal vez pensaba que íbamos a revelar sus secretos" y agrega "cuando los niños le preguntaban, él respondía: Hablo con ellos".
El aspecto de estas estructuras, que constituye un reto a la naturaleza, es lo que provoca asombro. La técnica se popularizó en 1995 gracias a Reames y Delbol a través de su libro “Como hacer crecer una silla”. Estas esculturas conllevan varios años de realización y se inician desde el momento en que el árbol solo alcanza unos pocos centímetros. Los arboescultores van manejando los brotes y ramas para otorgarles una forma específica, a través de esta técnica que se caracteriza por no ser destructiva y que no perjudica la vida del árbol. Esto último que quede claro para que los fanáticos amantes de la naturaleza no apelen por los derechos del árbol.

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