sábado, 13 de junio de 2009

PEQUEÑO MANIFIESTO

Tú probablemente no quieras escuchar esto, pero los arquitectos se han vuelto unos moralistas que se han automarginado de los reales problemas que importan. Su labor – más parecida a la de un estilista de dudoso buen gusto – ha quedado relegada a lo vistoso y decorativo. ¿Por qué? Porque se han hacinado en su propio “mundo privado” perdiendo el tiempo en temas perdidos de ante mano, entre forma o función, arte o ciencia, vanguardia o conservadurismo, poética o pragmatismo, estética o moralismo. O como diría Houellebecq “minados por la obsesión cobarde de lo políticamente correcto” ¿Y que pasó? El mundo los olvidó. No se quedó esperándolos, cambio y ni siquiera se dieron cuenta cuando. Ni cuanto. Solo uno de cada mil arquitectos se puede permitir disfrutar de los placeres de “hacer arquitectura”. El resto los mira, los celebran, los idolatran, los escuchan, los aplauden, y a veces los critican, pero no participan, solo miran impávidos como un niño mira la juguetería.

El arquitecto volvió la arquitectura autorreferente. Esta ya no se discute, se está de acuerdo o no se está. Hemos dejado de hablar de arquitectura. Y al dejar de hablar de arquitectura hemos dejado de hacerla.


OK, hablemos de arquitectura. Pero para eso debemos evitar hablar de forma o función, tampoco de estética o efectismo, y menos de espacio. No mas “el arte de proyectar y construir edificios” sino arquitectura a secas. Si vamos a hablar de arquitectura debemos hablar en la definición amplia de la palabra. ARQUITECTURA con mayúscula. Hay arquitectura en las ruinas. Hay arquitectura en el cine. Hay arquitectura en la literatura. Hay arquitectura en la pobreza. Hay arquitectura sobre una tabla de skate. Hay arquitectura en la ciencia ficción. Hay arquitectura en los ambulantes. Hay arquitectura en la informalidad. Hay arquitectura en los videojuegos. Hay arquitectura en todas partes. Todo es arquitectura.

¡Hablemos de arquitectura! Hablemos de arquitectura no de arquitectos. Un refugio hecho de residuos urbanos no es menos arquitectura que el último edificio de Koolhaas. Hay tanta arquitectura afuera de donde estas ahora como en el centro de Manhattan, pero no se habla de ellas de la misma manera. Amplía la conversación. Esta no tiene porque ser castrante, sino excitante, delirante e incluso ingenua.

La arquitectura no lo es todo, pero todo es arquitectura.

4 comentarios:

  1. Corto y presiso!!!
    Muy bien

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  2. cada vez mas se ve arquitectos que estan fuera del campo de la construccion sin que eso signifique que no estan haciendo arquitectura. Tal como se dice aqui hay que hablar de arquitectura en toda su definicion y no solo construir casitas para gente con plata.

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