Lo que se ve en las imágenes y pareciera ser sacado de alguna película de ciencia ficción no son otra cosa que prototipos de
mobiliario urbano. Estos interesantes “engendros” salieron de la mente fructífera de
Sebastien Wierinck, quien al parecer muy aburrido con los elementos urbanos que encontramos diseminados por todas las ciudades intentó crear su propia visión del mundo. Y agrada. Utilizando casi exclusivamente rollos negros dio forma – o más bien vida – a estos artefactos que parecieran tener vida propia. Estos se unen, se curvan, se tuercen, se doblan y se elevan. Son flexibles, móviles y adaptables. Forman asientos, mesas y luces. ¿Qué más se les podría pedir?
Es interesante detenerse en la observación que hace Geoff Manaugh de BLDGBLOG quien señala que cuando vio estos artefactos pensó que eran “un enredo de tubos negros suspendidos del techo, que cuando fuese necesario, podrían enrollarse hacia abajo para tomar la forma de cualquier mueble que tu desees: un banco, una mesa, un asiento de amor, quizás hasta una manta”. Y agrega que “después de un largo día de trabajo, andarías en casa - que no tiene ningún mueble permanente - y solo verías una masa brillante de tubos negros que se balancean encima de tu cabeza. Tu presionarías varios botones, y el sistema comenzaría a moverse, sus tentáculos descenderían y se doblarían formando una serie de muebles temporales - la cama, la mesa – y tu solo te prepararías para pasar una noche tranquila en casa".
Aunque esta es solo una visión de una mal interpretación (según propias palabras de Manaugh) no deja de ser un pensamiento hermoso: que pudieras recorrer un espacio vacío, golpear unos botoncitos, y mirar como una serie de muebles aparecen desde la nada misma según tus propias necesidades del momento.
Lo que se ve en las imágenes y pareciera ser sacado de alguna película de ciencia ficción no son otra cosa que prototipos de mobiliario urbano. Estos interesantes “engendros” salieron de la mente fructífera de Sebastien Wierinck, quien al parecer muy aburrido con los elementos urbanos que encontramos diseminados por todas las ciudades intentó crear su propia visión del mundo. Y agrada. Utilizando casi exclusivamente rollos negros dio forma – o más bien vida – a estos artefactos que parecieran tener vida propia. Estos se unen, se curvan, se tuercen, se doblan y se elevan. Son flexibles, móviles y adaptables. Forman asientos, mesas y luces. ¿Qué más se les podría pedir?
Es interesante detenerse en la observación que hace Geoff Manaugh de BLDGBLOG quien señala que cuando vio estos artefactos pensó que eran “un enredo de tubos negros suspendidos del techo, que cuando fuese necesario, podrían enrollarse hacia abajo para tomar la forma de cualquier mueble que tu desees: un banco, una mesa, un asiento de amor, quizás hasta una manta”. Y agrega que “después de un largo día de trabajo, andarías en casa - que no tiene ningún mueble permanente - y solo verías una masa brillante de tubos negros que se balancean encima de tu cabeza. Tu presionarías varios botones, y el sistema comenzaría a moverse, sus tentáculos descenderían y se doblarían formando una serie de muebles temporales - la cama, la mesa – y tu solo te prepararías para pasar una noche tranquila en casa".
Vía BLDGBLOG
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