En alguna parte de Rusia, Nikolai Sutyagin - un ex presidiario ruso común y corriente - decide llevar cabo su sueño de celda: construir con sus propias manos una casa de madera de dos pisos.
Hasta ahí nada fuera de lo común.
A no ser que por una extraña y obsesiva razón este no pudo detenerse hasta levantar nada menos que 12 pisos de altura, es decir, casi unos 40 metros de alto.
Hoy este enigmáticamente bello edificio corre peligro de demolición. La razón: las normativas rusas de construcción solo permiten levantar hasta dos pisos en el terreno. Esto último a pesar de que los propios habitantes de la pequeña localidad admiten que el pequeño pueblo era un puntito anónimo en el mapa y ahora, los turistas llegan en manadas para fotografías el peculiar hogar de Nikolai.
Este es un ejemplo de lo que puede realizar un solo hombre con sus propias manos y una gran cuota de locura…y una gran cantidad de tiempo libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario