Así es. Un trío de diseñadores: Jocko Weyland, David Belt y Alix Feinkind, comenzaron con el proyecto Macro/Sea. Ellos han adaptados unos cuantos contenedores de basura provenientes de las calles de Brooklyn, para ser reutilizados como piscinas públicas y esperan repetir esta iniciativa en otras calles de América.
Hoy el lugar en que se encuentra esta piscina es un verdadero misterio. Nadie lo sabe, a excepción de los autores obviamente, pero ya se piensa en apropiarse de las calles peatonales para nuevas intervenciones guerrilleras.
Sólo 12 días les tomó a los autores recolectar los materiales. Se necesita un basurero grande (como el de la foto de abajo), un sello impermeabilizante para las uniones, una capa de arena para el fondo, una lona y mucha agua. ¡Y a nadar!
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