jueves, 24 de septiembre de 2009

HIDROPOLIS

En la novela Dune de 1965 escrita por Frank Herbert, él describe un planeta que ha sufrido la desertificación casi completa. Dune ha sido llamada "la primera novela de ecología planetaria" y vaticina un mundo distópico sin agua. Los pocos habitantes sobrevivientes se han aislado del ambiente seco y desértico en lo que podríamos llamar oasis subterráneos. Lejos de ser idílicos, estos refugios, conocidos como sietch, son bancos subterráneos de recolección de agua. El agua es la verdadera riqueza en esta realidad alterna. Sigilosamente es conservada, ocultada, protegida y racionada por la autoridad gobernante.

Este libro sirvió de fuente de inspiración para Andrew Kudless y su equipo de Matsys Design quienes crearon Sietch Nevada, una ciudad en el desierto de geometría hexagonal, semi-subterránea e increíblemente seductora. Una ciudad para habitantes que viven en el inframundo, bajo tierra como topos u hormigas, donde hacen todas sus actividades diarias como trabajar, dormir, comer, jugar, ejercitar, etc.


Aunque esta novela de ciencia ficción pareciera ajena en 1965, el concepto de un mundo pobre en agua rápidamente se hace realidad en los tiempos actuales. La cercanía al agua dulce fue y ha sido siempre una de las condiciones básicas para los asentamientos humanos, pero estos muchas veces se han visto afectados por las cada vez más frecuentes sequías en prácticamente todas partes del mundo. Muchas ciudades que una vez confiaron en su río cercano han debido crear infraestructuras alternativas y artificiales como bancos subterráneos de agua para ser utilizada en caso de emergencia. Sin embargo, como las sequías se hacen más frecuentes y severas, estos bancos de agua se convertirán en algo más que simples precauciones de emergencia.


Los autores ofrecen descripciones sinceramente inquietantes de los depósitos de arena que se han acumulado detrás de las presas del oeste americano, con descripciones a menudo extraordinariamente poéticas sobre el fracaso inevitable de estas presas. “Un día cada rastro de las presas y sus depósitos habrá desaparecido," escriben, "solo unos granos exóticos de hormigón serán las únicas pruebas de su antigua existencia".

Una red subterránea de canales de almacenaje es cubierta de estructuras ondulantes residenciales y comerciales. Estos canales conectan la ciudad con las enormes capas acuíferas subterráneas y proporcionan el transporte así como la irrigación agrícola. Las cavernas rebosan de densa vida urbana: una Venecia subterránea. Celular en la forma, estas estructuras constituyen una nueva tipología de vecindad que media entre la red subterránea urbana y las actividades de nivel superficiales de almacenamiento de agua, la generación de energía, y la agricultura urbana y la acuicultura.

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