Aristide Antonas - en colaboración con Katerina Koutsogianni - propone un paisaje de pequeñas habitaciones sobre verdaderas gruas metálicas para ser instaladas en playas inhospitas o en colinas áridas cerca del mar.
Las unidades espaciales forman células independientes que pueden ser cubiertas por telas durante el día y proporcionan una conexión de calidad a Internet. El carácter privado o público de cada espacio es regulado por la altura escogida para cada unidad. El sistema de control está localizado dentro de cada espacio. Las plataformas suben y bajan a voluntad de cada habitante temporal. La plataforma superior alberga la cama, una pequeña oficina, una guardarropa y una ducha. Una cocina común y subterránea sirve para las necesidades de todo el complejo; una planta de desalanización proporciona el agua potable tanto para la cocina como para las unidades (las tuberías siguen la longitud de la grúa).
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